El eje intestino-cerebro incluye los siguientes sistemas
– Digestivo (tracto intestinal)
– Neuroentérico
– Neuroinmune
– Nervioso Central y Periférico
– Nervioso Autónomo
– Neuroendocrino
– Microbioma-Metaboloma
Las repercusiones de este eje afectan a todas y cada una de las funciones del cuerpo, cerebro y mente humanas. Representa la relación e integración con nuestro ambiente.
A continuación, la relación y contribución de cada uno de estos sistemas en nuestra salud y/o enfermedad
Tracto Intestinal
Los alimentos, según su composición, son procesados y digeridos de forma distinta por el intestino. Alimentos con azúcares procesados, grasas saturadas, o alto contenido de sal producen una digestión ineficaz y una serie de reacciones bioquímicas dañinas para la mucosa intestinal.
Los productos generados son tóxicos para nuestro cuerpo, aumentan el grado de acidez, de productos oxidantes, y de inflamación, solo por mencionar algunos.
Estos productos al absorberse a la sangre producen daño a nivel de hígado, riñones, corazón, paredes de las arterias, huesos, músculos y ligamentos, etc. Estos productos dañan por supuesto nuestro cerebro.
Estos procesos pueden originarse desde la boca, las caries dentales y el proceso inflamatorio asociado, aumenta el riesgo de infarto cardíaco y cerebral, para tener una referencia.
En resumen, una adecuada dieta, ocasiona una mala digestión, esta a su vez genera una serie de productos tóxicos a nivel del intestino, que al absorberse a la sangre y ser llevado al resto de órganos del cuerpo, los daña y enferma.
Sistema Nervioso Entérico (Neuroentérico)
Este sistema se considera el segundo cerebro, cuenta con aproximadamente 500 millones de neuronas, cuenta con células de soporte similares a las del cerebro (astroglia).
Cuenta con neuronas aferentes, eferentes e interneuronas, pudiendo, por tanto, funcionar de forma independiente. Aunque se comunica con el Sistema Nervioso Central, Periférico y Autónomo, a través del nervio vago y la cadena simpática prevertebral. Se relaciona y comunica, pero no depende de ellos para su funcionamiento. Funciona como un sistema nervioso y un cerebro independiente.
Contiene aproximadamente 30 neurotransmisores, entre ellos:
– Acetilcolina (para la memoria)
– Dopamina (sistema de recompensa), conteniendo el 50% del total del cuerpo.
– Serotonina (regulación del estado de ánimo), conteniendo el 90% del total del cuerpo.
– Noradrenalina (neuromodulador y respuesta de amenaza)
– GABA (estado de alerta, vigilia, ansiedad y depresión)
Este cerebro intestinal paralelo, se relaciona con el resto del cuerpo a través de los sistemas neuroinmune y neuroendocrino.
Sistema Neuroinmune
El tracto intestinal está protegido por inmunoglobulinas y cuenta además con un sistema inmune propio (además de su propio sistema nervioso como hemos visto).
La dieta influye en el balance inmune e inflamatorio del cuerpo, el intestino es la puerta de entrada a múltiples agentes de enfermedades (infecciosos, tóxicos, inmunógenos, alergénicos, etc.).
Por otra parte, el sistema nervioso cuenta con su sistema inmune separado del del resto del cuerpo, el cual se encuentra en relación con el sistema inmune intestinal, a través de los marcadores inflamatorios.
El sistema neuroinmune incluye las células de soporte de las neuronas, las cuales se encuentran normalmente aisladas de la respuesta inmune sistémica.
Este sistema estimula receptores cannabinoides, opioides, y asociados a trazadores de aminas, esta estimulación como hemos visto en otros episodios modula múltiples procesos a nivel neurológico y psicológico.
Algunas enfermedades mediadas por este sistema incluyen Alzheimer, Enfermedad de Parkinson, Esclerosis Múltiple, Enfermedad Cerebrovascular, entre muchas otras.
Enfermedades sistémicas como el asma, la celiaquía, la fibromialgia, la artritis reumatoide, las vasculitis, dermatitis, y un gran etcétera, están influidas por este sistema.
Sistemas Nerviosos Central y Periférico
Los nutrientes procesados por el intestino se distribuyen en todo el cerebro, médula espinal y nervios de todo el cuerpo. Por tanto, el eje intestino cerebro, incluye al sistema nervioso al completo.
El impacto de la dieta y el eje intestino-cerebro a este nivel puede incluir:
– Neurodegeneración
– Neurotoxicidad
– Alteraciones de la conducción nerviosa
– Deficiencias en el metabolismo cerebral
Sistema Nervioso Autónomo
El sistema nervioso entérico se comunica con éste a través del vago y la cadena simpática prevertebral, condicionando una serie de respuestas a todos los niveles.
Influye en nuestra respuesta al estrés, afectando nuestro funcionamiento cardiovascular y musculoesquelético, por ejemplo. Esta influencia puede verse en su participación en trastornos como la ansiedad, los ataques de pánico, la depresión, el estrés postraumático, entre otras.
Sistema Neuroendocrino
El hipotálamo, la hipófisis, los ventrículos cerebrales, los órganos circunventriculares, y las glándulas del resto del cuerpo, pertenecen a este sistema. Una dieta inadecuada puede afectar nuestro ciclo circadiano y nuestra regulación hormonal global.
Dentro de los múltiples efectos que reguladores que se pueden ver afectados, se encuentran:
– Hambre y la saciedad.
– Agua corporal, electrolitos y sed.
– Temperatura corporal.
– Ciclo sueño-vigilia.
– Deseo y conducta sexual.
– Crecimiento.
– Ciclo menstrual y fertilidad femenina.
– Espermatogénesis y la fertilidad masculina.
– Respuesta al estrés.
– Composición ósea y muscular.
– Temperamento, estado de ánimo y conducta.
Es evidente que una dieta adecuada mantiene el funcionamiento de nuestro cuerpo a múltiples niveles, lo contrario también aplica.
Microbioma y Metaboloma
Nuestro cuerpo está formado por aproximadamente 10 billones de células y por cada una de ellas, tenemos 10 “microbios”, predominantemente (aunque no exclusivamente bacterias).
Estos microorganismos favorecen el procesamiento y digestión de los alimentos, siendo indispensables para la producción de nutrientes esenciales para nuestro adecuado funcionamiento (vitaminas, cofactores, entre otros).
La relación que existe entre nuestra microbiota y nosotros es de mutualismo (beneficio mutuo, no solamente coexistencia), ella depende de nosotros y nosotros de ella.
Produce cerca del 80% de la serotonina y favorece la producción a ácidos grasos de cadena corta, indispensables para formar hormonas, por ejemplo. Además, nos protege contra microorganismos que producen enfermedades, nuestra microbiota nos protege ante infecciones e infestaciones indeseables.
El perfil microbiológico de cada persona varía, y esto influye no sólo en cómo como procesa los alimentos, sino en cómo se metabolizan fármacos o vitaminas, entre otras muchos efectos.
Podría decirse que somos uno con nuestros microbios, y no sólo eso, somos específicos y únicos, tanto que nuestra salud física y mental depende de ellos.